Iglesia de San Nicolás de Bari
A la vera del edificio consistorial se erige el principal monumento de Horcajuelo: la iglesia de San Nicolás de Bari, un edificio barroco del siglo XVII que se construyó sobre otro anterior del siglo XV, del que aún es visible una capilla gótica con bóveda de crucería y piedra vista.
Sus sólidos muros están realizados en mampostería con algunos sillares en las esquinas. De su exterior destaca, también, espadaña curvilínea con decoraciones de molduras, dotada de un llamativo balconcillo exterior con tejado, que da acceso a las campanas y que está rematada con una cruz de hierro y una veleta.
Tras atravesar una plazuela cerrada por un pretil, accederemos al templo a través de un pórtico de ladrillo mudéjar con arco de medio punto. Veremos que la construcción posee una sola nave que se divide en dos gracias a un arco de piedra labrada. La parte más moderna exhibe en el techo un bello artesonado de madera.
La iglesia de San Nicolás de Bari está considerada como una de las más ricas –en arte- de toda la Sierra Norte de Madrid. Una capilla entre el presbiterio y la sacristía contiene, por ejemplo, una imagen de la Piedad del siglo XVII. El templo también posee un impresionante retablo barroco dorado con imágenes de San Antonio y San Francisco y una escultura de San Roque del siglo XVI-XVII así como una pintura barroca de San Jerónimo. Remata el conjunto una pila bautismal medieval y un púlpito de madera al que se accede mediante una escalera.
La iglesia está bajo la advocación de San Nicolás, probablemente porque era el santo que se invocaba contra los incendios. Cuenta el santoral que Nicolás obtuvo de Dios la resurrección de un niño abrasado el mismo día de su consagración episcopal. Cabe pensar que, durante la Edad Media, los devotos habitantes de esta localidad debían considerar los incendios forestales una amenaza contra su forma de vida: pastos y ganados. Recuerda que la iglesia sólo está abierta los fines de semana, a las horas que hay oficios.
Ermita de Nuestra Señora de los Dolores
Lindando con el camposanto de Horcajuelo, a unos 500 metros de la localidad, al otro lado del arroyo Grande, se erige la ermita de Nuestra Señora de los Dolores. Este templo, además, es el punto de partida de una de las rutas de senderismo de la población que, en apenas kilómetro y medio, atraviesa varios arroyos y regala al excursionista bellos paisajes y panorámicas fotográficas.
Aunque se puede llegar en coche, te proponemos bajar la Calleja de la Ermita, pasando por unas pequeñas huertas y atravesar el arroyo por el puente, rodeado de fresnos, sauces y saúcos. Entonces ascenderemos la otra vertiente hasta el pilón y discurrimos por el camino hasta el templo. No nos ocupará más de 20 minutos y, sin embargo, el recorrido nos obsequia con una panorámica de los vallados de piedra, límite de los antiguos linares y de una perspectiva muy bonita de Horcajuelo.
La ermita es una sencilla construcción rectangular de gruesos muros y sillares en las esquinas, con tejado a dos aguas, cuya puerta de entrada, en un arco de medio punto, se orienta al sol naciente. La fachada está coronada por un arco de ladrillo de la que pende una pequeña campana.
En su interior, una pequeña capilla alberga una imagen de la Virgen de los Dolores, un ejemplo más de ese culto esporádico a la madre de Dios, que se conserva en la Sierra del Rincón.